Antoinette L. Brown
Diosa Moderna
De Todas Las Mujeres Predicadoras

Antoinette L. Brown, Circa 1825-1921. Antoinette se levantó en una Iglesia Congregacional. Tenía 23 años de edad en 1848 cuando asistió a la creación de la Organización Nacional de los Derechos de las Mujeres en el hogar de Elizabeth Candy Stanton. El propósito de este grupo femenino en parte, incluía incrementar la conciencia de supuesta discriminación contra las mujeres; un derecho a votar; liberación de la esposa de la autoridad de su marido, maternidad, y trabajo típico en el hogar; una vez liberadas, tener iguales oportunidades de empleo en posiciones sostenidas por hombres; y feminización de los púlpitos por toda América. Esta organización se convirtió en el torrente que dio nacimiento a lo que se conoce hoy, como la Organización Nacional de las Mujeres, ONM.

Plenamente convencida de su destino en ayudar a liberar mujeres, Antoinette propuso en su corazón convertirse en la primera mujer predicadora ordenada en América. Con el secreto oculto profundo en su corazón y no descubierto a su familia, ella inquirió y descubrió una universidad a la que podía asistir y también presionar para llegar a ser calificada como Ministro. Sus incautos padre y hermano pagaron sus primeros dos años de universidad y ella partió a Oberlin en Ohio. Tenía 20 años de edad cuando llegó y se graduó en 1847 a la edad de 22. Regresó a su casa por un año y en 1848 fue miembro fundador de la Organización Nacional de los Derechos de las Mujeres. Usando su ya existente lujuria para feminizar los púlpitos de América, Antoinette dejó esta reunión resuelta a regresar a Oberlin y obtener un grado en teología. Con esto, ella podía entonces buscar ordenación y cumplir su sueño.

Cuando su padre y hermano descubrieron sus planes secretos, ellos le retiraron todo apoyo financiero. Sus amigas en la universidad le reunían para su sustento y ella tomó parte en el empleo para ayudar a sufragar el costo de su educación. La facultad de Oberlin se opuso a sus diseños y se negó a concederle el grado de Doctor de Teología. Sin embargo ella se graduó y regresó a New York. Ella buscó un Ministro que la ordenara. Encontrar una esposa de Pastor de la misma opinión femenina no fue fácil, pero encontró una que la tenía. Después de reuniones y arreglos, el Pastor Luther Lee, ministro de la Iglesia Congregacional en South Butler, New York, acordó realizar la ordenación. Antoinette escribió cartas sobre su exitosa y planeada ordenación a todas sus amigas feministas y a aquellos que ahora hablaban valientemente sobre la liberación de las mujeres. Unos cuantos días antes de su ordenación, una compañera de clases de Oberlin llamada Lucy Stone, declaró en la Cuarta Convención Anual de los Derechos de las Mujeres:

El 25 de Septiembre de 1853, Antoinette orgullosamente se vistió con las prendas del Ministerio. Cientos se congregaron a ver el espectáculo. Periódicos por toda América aclamaron "el rompimiento de los revestimientos" de un clérigo dominado por el hombre.

El Rev. Lee buscó un texto conveniente a la mujer que él ordenaría. Él cuidadosamente expuso su autoridad para desarrollar esta ordenación. Él halló su Escritura en Gálatas 3:28, y encendió a las mujeres de América con un nuevo deseo de traer este texto y su interpretación a su nuevo despertar. Su texto: "No hay varón ni mujer; pues todos sois uno en Cristo Jesús."

El Rev. Lee encontró una pequeña Iglesia en el campo para que Antoinnette Pastoreara, y ella comenzó la feminización de los púlpitos de América. Su carrera pastoral no fue en absoluto satisfactoria y fue de corta vida. Acostumbrada a la vida lujosa, su salario anual de $300.00 no podía sostener su clase de aire. Ella se resignó en menos de un año, esta cruz financiera fue dura de llevar. Ella no se podía pintar escondida en la oscuridad con tanto trabajo que hacer para poner mujeres en los púlpitos de América. Ella asistió a la Convención Mundial de la Unión de la Abstinencia más tarde en 1853 y allí, siendo desairada por los hombres que asistieron, fue hecha una heroína por Horace Greeley, fundador de la New York Tribune. Enamorado del nuevo liberalismo, Greeley escribió un editorial cáustico contra los hombres de la convención. El resultado de esto, sonrojó a Charles A. Dana, editor del New Yok Sun, que también salió a defender a Antoinette. El quid de sus editoriales, aunque no específicamente impreso como tal, fue, que las mujeres fuesen ordenadas para predicar porque sus periódicos habían decidido que era su obligación ordenarlas, si las Iglesias no lo hacían. Antes de que una sola Iglesia ordenara una mujer predicadora en América, ellas fueron apoyadas y ordenadas por los medios de comunicación en New York. Todo aquel que se rehúso a aceptar o reconocer esta ordenación y apoyo, se le hacía que pareciera vendedor de odio e imbécil. Para atraer a Antoinette al dominio de sus reinos editoriales, Greeley y Dana le ofrecieron $1,000.00 más hospedaje por año, si ella les permitía que le construyeran una iglesia y que viniese a pastorearla.

Esta semilla de rebelión creció rápidamente en la fértil tierra del despertar de la nueva era del liberalismo. Ministros ancianos predicaban cada Domingo contra este sacerdocio Jezabel. Ellos predicaban que las mujeres estaban por contratos. Ellos predicaban sobre Misterio Babionia y la mujer que monta la espalda de la bestia. Muchos advirtieron que este nuevo liberalismo llevaría a una decadencia lesbiana y homosexual por toda América. El divorcio y niños criados sin padres fueron predichos, ya que las madres dejaban el hogar para liberarse. Ellos predijeron que las morales declinarían hasta que las calles no fuesen seguras, porque los niños no recibirían supervisión natural y Espiritual. Ellos predijeron que la brujería seguiría la rebelión y tan seguro como la noche sigue al día, las mujeres con este espíritu se unirían a sectas de satán de todo tipo. Ellos predijeron que la creencia en la astrología, lectura de la palma, clarividencia, espiritualismo, lectura de la bola de cristal, cartas del tarot, y el zodiaco se incrementaría cuando las mujeres comenzaran a buscar cumplir su auto-deidad interior y traerían a América los juicios de Dios. Sus voces fueron ridiculizadas como los cantos del cisne de una dominancia masculina que moría en la Iglesia. Pero miren a su alrededor amigos, ¿se hicieron realidad sus predicciones?

Antoinette Brown dejo de pastorear y se casó con un comerciante adinerado de software llamado Henry Blackwell. Ella fue restaurada a la vida lujosa que le daba el aire que ella deseaba. Frustrada que la Iglesia Congregacional se estuviera moviendo lentamente en la dirección de la Organización Nacional de los Derechos de las Mujeres que había deseado, Antoinette retiró su membresía y se unió a la Iglesia Unitaria donde ya se le había informado que al liberalismo se le dieron puertas y púlpitos abiertos. Cuando ella conoció que los Pentecostales estaban licenciando mujeres predicadoras, ella aplaudió y dijo: ¡Gloria! A la edad de 75 se convirtió en la Pastora de la Iglesia Unitaria en Elizabeth, New Jersey. Ella sostuvo esta posición por quince años y predicó su último sermón a la edad de noventa. En 1908, la Universidad de Oberlin finalmente sucumbió y le entregó el grado de Doctor de Teología que había retenido por casi cincuenta años. Ella permanecería viva noventa y seis años y murió en 1921. ¡Desde 1848 cundo no había mujeres predicadoras en América, hasta 1921, su deceso, había alrededor de 3,000 mujeres ordenadas pastores reportadas y miles indecibles de otras mujeres que afirmaban ordenación como ministros en alguna organización, grupo o secta, todo por causa de una mujer, un movimiento lesbiano, y dos periódicos!

Hoy, pocos saben que las modernas mujeres predicadoras Jezabel, recibieron su ordenación y apoyo de lo que se convirtió en un movimiento lesbiano y de dos periódicos de New York, no de Dios. Ellos son ignorantes que todo esto fue un esquema fabricado en la mente de una adolescente y traído a fructificación por un sistema feminista cuidadosamente manipulado. Hoy, la Organización Nacional de Mujeres, ONM, pone en un relicario a Antoinette L. Brown como la diosa de todas las mujeres predicadoras. Pues fue de ella, que todas ellas recibieron la errónea y torcida interpretación del texto de la Escritura que las ordena (no hay varón ni mujer). Aun cuando ellas puedan venir de todas las denominaciones, las mujeres predicadoras tienen que agradecer sino a una moderna mujer por su liberalismo. Esa mujer es Antoinette L. Brown.

Hoy, el sistema feminista que trajo a nacimiento las ordenaciones de las mujeres predicadoras, está lleno de lesbianas y perversas de toda clase y tipo. Es anti-Dios, anti-Cristo, anti-Iglesia, anti-hombre, anti-familia, anti-santidad, y anti-maternidad. Ellos apoyan un total decaimiento en la sociedad con apostasía sexual, aborto, eutanasia, odio, y fanatismo. Ellas destruirán a todo aquel que las exponga o se les oponga.

Este espíritu destructor viene con toda mujer que afirma que Dios la envió a predicar. Que alguien se atreva y les diga, que Dios nunca ha ordenado a una sola mujer para este honor, y verá el espíritu destructor descender de su rostro a sus manos y luego a sus pies.

Algunas mujeres predicadoras podrán negar que sean parte de este movimiento. Pero sus obras y actitud revelan lo contrario. Conoceréis al árbol por su fruto. Para distanciarse del movimiento feminista, ellas deben actuar inmediatamente como el Espíritu les hable. El retraso trae la abstinencia y duda. La duda trae un nuevo compromiso resuelto. El compromiso trae reprobación. No puede haber negociaciones con un diseñado sacerdocio lesbiano de mujeres. Toda la santidad de las Mujeres Apostólicas las bajará del púlpito para siempre. Si ellas no lo hacen, continúan el legado que las hace parte de la levadura de Misterio Babilonia y el movimiento ONM. ¡SALID DE ELLA HIJAS MIAS!

¡Fue esta influencia y corrupción femenina que llevó al surgimiento de Ellen G. White y los Adventistas del Séptimo Día (Guardianes del Sabáth y de la Ley), y de Mary Baker Eddy fundadora de la Iglesia Científica de Cristo! Muchos otros movimientos dominados por mujeres nacieron y continúan hasta nosotros hoy.

Tributo | Prólogo | Introducción
Antiguo Testamento
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8
Nuevo Testamento
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20