La Caída De Adán

Y así que Adán comió del fruto que Eva le dio, y sus ojos fueron abiertos a su humanidad espiritual y natural delante de Dios. Adán entonces conoció que la condenación y sombra fantasmal que vino sobre Eva, era lo pálido de la muerte. Con ojos abiertos, ellos conocieron que estaban muriendo. Su única esperanza era la misericordia de Dios. Ellos cosieron juntos hojas de higo, pero Dios les hizo abrigos de piel como una señal que él les dio misericordia. El uso de ropas santas por los Apostólicos es una señal de agradecimiento por misericordia y no morir perdidos. Aquellos que niegan la santidad, no usan vestidos de alabanza que demuestren la gracia de Dios (IS. 61:3).

Y así, por mentiras de la serpiente, la idea de la santidad del pecado entró en el mundo, y Adán cayó de la gracia. Por la misericordia de Dios los dos no murieron aquel día. Los abrigos de piel fueron señales de GRACIA. Ellos no murieron, sino que fueron perdonados. De igual manera, cada uno de nosotros debe recibir la "cubierta" provista por el Mesías, como una señal de ser perdonados. Hechos 2:38-40 nos muestra cómo obtener esta túnica de justicia.

La serpiente enseñó la doctrina de la santidad del pecado a Eva, y ella intentó convencer a Adán que el pecado tendría un resultado santo. Debido a la cadena de eventos, se volvió un decreto Divino que los hombres gobernaran sobre las mujeres para siempre. A las mujeres a partir de entonces se les prohibió cualquier tipo de autoridad o potestad en asuntos Espirituales, tales como edificar altares, ser Sacerdotisas en el Antiguo Testamento, ser Apóstoles en el Nuevo Testamento, o desarrollar opiniones sobre la Palabra de la Reconciliación.

Eva no obedeció la Palabra de Dios en el Edén. Ella amó la falsa doctrina del diablo con todo su corazón. Por esta causa, Dios trazó la línea sobre todas las mujeres y ellas están para siempre excluidas del Sacerdocio de la Palabra de Dios.

Cuando el Apóstol Pablo fue guiado por el Espíritu Santo, para dar una razón por qué la mujer no podía compartir autoridad en la Iglesia y de enseñar y predicar a los hombres, él apunta nuevamente al huerto del Edén:

Pablo ni siquiera regresa bajo la Ley en este punto para probar por qué una mujer nunca podría ser un Predicador del Nuevo Testamento. Él regresa a la ley natural, decretada por Dios en el Edén. Él apunta a la Ley de Dios que específicamente dice que la mujer no tiene gobierno sobre el hombre. Esta Ley da fuerza al principio que la mujer no tiene dominio sobre ningún hombre en ningún momento. Esta ley y principio permanecieron en toda su fuerza y efecto a lo largo del completo período del Antiguo Testamento por casi 4,000 años. Ésta es la verdadera luz, camine en ella. Esto no deja espacio para la doctrina empezada al inicio del siglo diecinueve por la Organización Nacional de los Derechos de las Mujeres, la Iglesia Unitaria, y mujeres liberales como Antoinette L. Brown: que Pablo sólo estaba intentando corregir a las mujeres gritonas, que daban alaridos en la Iglesia de un lado a otro, haciendo preguntas a sus maridos. Pablo al apuntar atrás a Eva en el Edén, siendo despojada de toda autoridad y gobierno con relación al hombre, expone esta explicación de "alaridos" como novedad y falsedad.

Pablo apunta atrás al Edén, y a Eva siendo engañada por las falsas enseñanzas de la serpiente. Cualquier hombre o mujer que desmienta y tuerza este texto lejos del impacto de la doctrina de Pablo, está en variación con un Apóstol de Jesús Mesías. Tal persona es un mentiroso contra la Verdad. Hay una inmutable Ley de Dios en vigencia aquí, y todo aquel que intente abrogarla, tomando el papel de la serpiente y diciendo: "Dios no ha dicho," está enseñando falsedad. Nosotros o aceptamos la Ley de Dios u otra mentira del corazón de la antigua asesina, por vía de las bocas de sus modernos discípulos Gnósticos.

Exhorto a todas las Mujeres Apostólicas a buscar sus lugares de honor delante de Dios, para resistir la lujuria por el poder y autoridad que ellas puedan prever alcanzando un púlpito. Lea la Palabra de Dios y acepte su simplicidad. Busque la auténtica identidad de la verdadera Mujer Apostólica. No repita los errores de Eva. Aleje la maldición de su hogar y familia. No usurpe la autoridad, potestad, y gobierno, los cuales no le fueron concedidos por Dios. Sea ayuda idónea a su marido, no una mujer masculina con mirada de acero, demostrando una latente lesbiana o espíritu transvestista. Resistir al diablo, es negarse a pecar, aunque parezca que una santa señal pueda ser el resultado. Que otras mujeres Bíblicas se conviertan en su inspiración. No admire o incite dar honor a una mujer predicadora, que está fuera de lugar delante de Dios, su marido, su familia, la Iglesia, y el mundo.

Pablo utilizó las palabras "no permito," que quiere decir "no sufro," cuando instruía al joven Timoteo sobre el lugar de una mujer en la Iglesia. Él apunta a este joven Hombre de Dios atrás al registro de Génesis sobre Eva y su pecado, dónde la palabra "gobierno" significa "autoridad." Ya que autoridad es gobierno, ambas acarrean el mismo peso en nuestra discusión. El hombre "GOBERNARÁ," o tendrá "AUTORIDAD," sobre la mujer. La mujer no debe tener gobierno o autoridad sobre ningún hombre.

No hay una sola Escritura, donde un hombre puede darle a su esposa completo o parcial gobierno o autoridad sobre sí misma. Por lo tanto, ningún hombre puede dar a su esposa gobierno o autoridad plena o parcial sobre otro hombre. Hacer esto es una corrupción de los votos matrimoniales. En los votos del matrimonio, ambos el marido y la esposa se comprometen el uno al otro, que ninguna persona fuera de la unión ejercerá el gobierno del marido, y ninguna persona fuera de la unión se interpondrá entre una esposa y su marido. Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre. Esto incluye a cualquiera que intente usurpar gobierno o autoridad parcial o plena sobre los roles Bíblicos de un marido y esposa. Ni siquiera un Hombre de Dios posee autoridad para suspender el derecho de gobierno y autoridad del matrimonio de un marido sobre su esposa. Y ningún Hombre de Dios puede dar a una mujer fuera del matrimonio, autoridad parcial o completa sobre el marido de otra esposa. La soberanía del matrimonio yace fuera de toda autoridad del Ministerio de Cinco Partes.

Pablo enseñó, que la "cabeza de todo hombre era el Mesías." Ninguna mujer predicadora puede siquiera intervenir entre un hombre y su esposa, y presumir pastorearle. Ninguna mujer predicadora puede llevar gobierno o autoridad sobre el marido de otra mujer. Por lo tanto, ningún verdadero hombre o mujer Apostólico asistirán o apoyarán una Iglesia donde predique una mujer. Ellos nunca se someterán a cualquier tipo de gobierno o autoridad de una mujer sobre la Iglesia. Si no es Bíblico tener una mujer que gobierne sobre el hombre en su casa, no es Bíblico ir a la Iglesia y tener a la esposa de algún otro hombre gobernando allí sobre él. Para aquellos en búsqueda de la verdadera Mujer Apostólica, considere las siguientes Escrituras:

Tributo | Prólogo | Introducción
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Nuevo Testamento
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